Gloria Stefan: ¿Ante el plagio o el desconcierto?

¿Quién no ha oído en cualquier descarga cubana un tumbao como: "oye mi canto", "oye mi cantar" u "oye mi rumba"? Sin embargo, el cantante Eddie Palmieri consideró que éste era de su autoría, ya que desde 1981 lo había presentado en su número en tiempo de salsa suave Páginas de mujer, de su autoría junto al colombiano Francisco Zumaqué. Varios años más tarde, en 1989, Gloria Stefan, ahora tiempo de rumba-rock, popularizó hasta el clímax Oye mi canto, en creación completamente diferente, bajo su firma junto a la de Jorge Casas y Clyde Oswald, y arreglo musical de Juanito Márquez. Entonces comenzó la reclamación por plagio contra la intérprete cubanoamericana.
Esta demanda fue desestimada por el juez Richard Owen de la Corte Federal del Distrito de Nueva Cork, en virtud de los testimonios periciales aportados, entre otros, por el experto cubano Helio Orovio, quien fuera comisionado como testigo de la parte demandada. Se trataba de probar documentalmente con registros y grabaciones anteriores que el montuno Oye mi canto no era de Gloria Stefan, cierto, pero tampoco de Palmieri, sino que provenía de la música tradicional cubana. El primero que dio razón o información sobre el tumbao fue Evelio Rodríguez del Dúo Espirituano, junto a Mongo Huerta. “Oye mi canto es una guajira-son, una vieja tonada que se cantaba en la década de 1960 en el Guateque del Mediodía, y también por esa época la grabaron Los Sonoros”, recordaron.
Además, con letra y música de Orlando de la Rosa, existe una obra titulada Oye mi canto que fue estrenada desde 1941 por el cuarteto conformado por Eduardo Saborit, Roberto González, Miguel Ojeda y Guillermo Portabales, alternando con Ramón Veloz como cantantes, en ejecución pública y radial no grabada en disco comercial, de la que quedó constancia en un viejo cancionero. El propio Orlando de la Rosa no consideraba demasiado original su creación pues la había tomado, según sus propias palabras, de una vieja tonada folklórica.
Finalmente, el juicio en junio de 1995: breve, contundente, con las pruebas conseguidas en Cuba, y más de veinte ejemplos de tumbaos o montunos con el diseño rítmico, melódico y armónico de Oye mi canto, ratificando que se trataba de un aire de la cultura tradicional cubana, utilizado por casi todos los soneros, rumberos y salseros cubanos y de otros países. (Para más información contactar a la autora del blog en autoresdelmundo@gmail.com)